2050

Año 2050. Un régimen político represor y sin escrúpulos se impone por la fuerza eliminando a todas las personas que se le oponen. El viejo deseo de las dictaduras de tener a toda una sociedad subyugada y obediente parece que se cumple por fin. Mediante la medicación y el control absoluto de la información, los miembros de este nuevo orden pueden existir como engranajes de una maquinaria funcional. Cuando una pieza falla, como es el caso de Iván (Diego Ramos), encargado de la tarea de hacer desaparecer cadáveres, un inspector (Fermín Núñez) se encargará de restablecer la funcionalidad del Sistema. Cueste lo que cueste.

En planteamiento escénico se ubica en un futuro cercano; la temática es muy antigua. El genocidio se aplica con mayor entusiasmo y eficiencia cuanto más evolucionada es la tecnología de que se dispone.